De vez en cuando sucede que lees un libro cuyas ideas revolucionan tu forma de pensar y marcan un antes y un después en tus opiniones e incluso en tu posición personal respecto de la vida. Esos libros son acontecimientos extraños, como pequeñas islas que se alzan en la inmensidad del océano, ofreciéndote su momentáneo suelo firme y transportándote a profundas reflexiones.
En el pasado mes de septiembre (y primera semana de octubre) me leí cinco de esos libros de forma consecutiva.
Tras leer el primero me sentí afortunado por haber encontrado una de estas rarezas. Con el tercero pensé que estaba en una buena racha. Para cuando llegué al quinto, no podía dar crédito a mi suerte. Mi mente estaba extasiada y en un estado de hiperactividad reflexiva.